BITACORAS

jueves, 22 de noviembre de 2007

Desde el siglo XVIII se han realizado múltiples investigaciones intentando demostrar que la diferencia entre las razas, además del color de su piel, podía extenderse también a factores genéticos y fundamentar de esta forma la superioridad de la raza blanca sobre las demás y justificar los comportamientos raciales y de explotación que se estaban produciendo como lo era la esclavitud.
Estos experimentos resultaron un fracaso rotundo, llegando a la conclusión que la especie humana tiene el mismo cuerpo genético y no es posible encontrar diferencias tales para dividirla en grupos más o menos homogéneos y superiores genéticamente. Es más, las diferencias encontradas entre grupos no son mayores que las que podemos encontrar entre individuos de una misma raza. La especie humana es única.

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